viernes, 12 de diciembre de 2008

Noticias desde Bruselas: a mí lo que me digas tú me entra por un oído y me sale por el otro

El doce de marzo de mil novecientos ochenta y seis, el gobierno socialista de Felipe González convocó un referéndum para que los ciudadanos votaran la permanencia de España en la OTAN. El cincuenta y dos con cinco de los españoles votaron a favor del sí a la permanencia, opción defendida por el gobierno. ¿Hubiera sido posible que este gobierno volviera a convocar el mismo referéndum un año después? Evidentemente, no. Hubiera sido absurdo. Los ciudadanos decidieron que España permaneciera en la OTAN y en esas estamos. Veintidós años después, Irlanda convocó un referéndum para ratificar el Tratado de Lisboa, esa cosa que dice cómo va a ser Europa y con qué reglas va a funcionar. Este tratado ha sido elaborado a espaldas de los ciudadanos de tal manera que, la mayoría de los países, se han cuidado de hacer ningún tipo de consulta a la ciudadanía ya que se tenían los antecedentes holandés y francés que votaron no al germen de este tratado lisboeta que si fue aprobado por los españoles aunque muy pocos se habían leído el tratado o conocían las consecuencias de su aplicación. Después de este primer descalabro, se elaboró un nuevo tratado que recibió el nombre de Tratado de Lisboa, al ser esta ciudad el lugar que se eligió para que los jefes de gobierno de los veintisiete países miembros lo firmaran. Francia y Holanda se cuidaron de volver a consultar a sus ciudadanos aprovechando que su constitución no les obligaba a hacer una consulta. España, como ya había hecho los deberes, no necesito ni siquiera hablar de las novedades. Pero, ay, se olvidaron de Irlanda que según su constitución está obligada a realizar una consulta ciudadana. Y sí, los irlandeses [bendita sea Irlanda] votaron que no a este nuevo tratado de la Unión Europea. El no suponía un duro revés porque el Tratado sólo se podía aplicar si era aprobado unánimemente por todos los países miembros. Se abría la oportunidad para que aquellos locos que pretenden que Europa se construya con los ciudadanos y no a espaldas de ellos lucharan por conseguir una Europa verdaderamente democrática. Los máximos mandatarios europeos, conscientes del peligro que suponía que los ciudadanos pensarán e incluso pudieran decidir, comenzaron a planear nuevas vías de aprobación del texto. Evidentemente, la modificación ni se contemplaba. Hay que evitar a toda costa que los ciudadanos participen. Así que pensaron en qué concesiones podrían ofrecer al gobierno irlandés sin que implicara tocar una coma de lo ya redactado y les instaron a que supieran venderlo bien a los pobres ciudadanos irlandeses, que no habían votado correctamente en la primera consulta. Y en estas estamos, se anuncia un nuevo referendum para el próximo año donde el resultado tiene que ser si o si. Es decir, un referendum sobre un tratado del cual no se ha tocado ni una coma que solo puede tener el resultado que nuestros dirigentes quieran. El referendum de la OTAN no se volvió a repetir porque el resultado era el que quería el gobierno. Cuando esto ocurre se escucha a los ciudadanos. Pero cuando estos deciden otra cosa diferente, a los gobiernos les entra por un oído y les sale por el otro porque sólo hay una posibilidad. Es una locura hablar de ésto cuando mañana se juega un partido tan importante como es el Real Madrid - F.C. Barcelona. Es tan loco que los medios ya se han encargado de delegar esta noticia al desván de lo que no interesa no vaya a ser que alguién la lea y se rebele. Los cuerdos nos marcan el camino. Pero, ¿Y si Irlanda vuelve a decir que no?. Bendita locura.

No hay comentarios: