"Nada va a cambiar mientras no se destruyan las bases del sistema. Y no hablo de una transformación pacífica puesto que el enemigo es tan poderoso que sólo desde la violencia será posible su derrota. Hablo de atacar a todos los órganos representativos del sistema y eso incluye a los gobiernos, bancos, organismos financieros, instituciones religiosas, grandes empresas y organizaciones internacionales. Sólo puede ser a través de un levantamiento popular, no dirigido por ninguna fuerza política marginal. Un levantamiento espontáneo y radical. Estoy hablando del caos. Pero esto no se va a producir por el momento. Aún tenemos más capacidad de aguante y sufrimiento. Aún tienen un amplio margen de maniobra y quién sabe si sus técnicas de adormecimiento no durarán para toda la existencia".
Me soltó y se alejó mientras murmuraba:
"Llegará la hora de tomar las calles pero no para crear sino para destruir".
Dobló la esquina del pasillo y desapareció. Volvió el silencio al hospital de los locos.