lunes, 14 de diciembre de 2009

Noticias del pasado: las garras retráctiles de los cuerdos

Yo le decía que no entendía que se permitiera hacer ostentación de una bandera que representa a una dictadura sangrienta y represiva y él me contestó que, bueno, cada uno podía pensar lo que quisiera. Yo le decía que las raíces de nuestra democracia aún están hundidas en el lodo de la dictadura puesto que nadie se había preocupado de limpiarlas, y el lodo nos lo han vendido como un paisaje verde y florido, y él me contestó que eso eran cosas del pasado que ya estaban olvidadas. Yo le decía que aún había muertos enterrados en las cunetas de las carreteras de nuestro país y él me contestó que era mejor dejar descansar a los muertos en paz. Yo le decía que cada vez que se pretendía limpiar nuestras raíces, las hordas de los cuerdos desplegaban sus garras retráctiles y él sólo sólo me daba disculpas, justificaciones y evasivas.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Noticias desde el Reino de España: ¡¡glups!!



El otro día me cagué en el rey Juan Carlos cuando me aplasté un dedo con una puerta. Antiguamente solía cagarme en dios pero lo dejé de hacer desde que tuve la seguridad de su inexistencia. Algunas veces lo recupero aunque sólo para molestar. Ahora prefiero a Juan Carlos, un ser de carne y hueso, pero lo hago a escondidas no vaya a ser que me caiga una multa por un simple arrebato lingüístico. El otro día me salió de repente y no pude más que mirar a mi alrededor, por si acaso, no vaya a ser que me hubiera oído un talibán. Nadie se dió por enterado mas aún no las tengo todas conmigo. ¡Ay! que me veo ante el juez.

martes, 8 de diciembre de 2009

Noticias desde ABC: el no ciudadano Juan Manuel de Prada


JMdP: "Como siga así
me salgo de plano"


Juan Manuel de Prada, escritor de coños y figurante de escritor de engolado verbo, es un cuerdo. No es que lo haya descubierto ahora. Ya lo sabía desde que nos ametrallaba con sus opiniones cinéfilas en aquel programa de José Luis Garci donde había una densidad altísima de pagados de sí mismo por metro cuadrado. Era tan elocuente que a las dos palabras ya estaba cambiando a otro canal, qué digo, nada más le anunciaba el sentimental de Garci, destrozaba la tele con un martillo, de lo loca que me ponía. Después apareció en el debate plural de TeleMadrid con el salomónico Sáenz de Buruaga y el resto de la reata que sujetaba a los rebuznantes de la opinión. Su pose de intelectual, sus silencios controlados, la seguridad que transmiten cada uno de sus gestos y las palabras que unía como si fuera una enciclopedia, eran suficientes para darse cuenta de que lo que más le gusta al ínclito De Prada es él mismo. El vivo ejemplo de que aprenderse el diccionario no tiene nada que ver con ser inteligente. Además, algunos periódicos de cuerdos, como el ABC, le permiten mostrar al mundo sus opiniones sobre todo aquello que se menea.

Ahora le ha dado por atacar la propiedad intelectual o "expolio" y defender a los internautas. Mañana, según cambién las tornas, hará lo contrario pero hoy toca esto. Su diatriba contra la propiedad intelectual suena a farol, a impostura, a pura palabrería, pues todo lo que él toca está amparado por la propiedad intelectual y ay de aquel que se le ocurra ponerla en duda. Para redondear los beneficios de "su propiedad intelectual" se dedica a dar conferencias, a recibir premios y a participar en medios como los anteriormente mencionados, en esas cosas que llama mamandurrias. Por dinero, claro está.

Su trabajo como columnista no consiste en dar opinión sobre cualquier tema sino en analizar la realidad y elegir cuestión para poder atacar a quienes detentan el poder, que no son de su agrado o al menos del agrado de aquellos que le pagan. De esta manera, podría defender cualquier causa por muy alejada que estuviera de sus convicciones con tal de atacar a los malos. Pero el cuerdo De Prada no se consuela sólo con obsequiarnos con su fino análisis de la realidad sino que también deja entrever su visión del mundo. Considera que las masas analfabetas son "dicho más finamente, ciudadanía". Así es como nos ve el petulante De Prada.