El alucinado Coelho dice que si deseamos algo con mucha fuerza, el universo conspira para que se haga realidad. Tal es la fuerza de nuestros deseos, de nuestros pensamientos, de nuestra mente. Desplazamos tal cantidad de energía cuando pensamos, ¿verdad?. Siendo sólo uno. Si una gran mayoría pensáramos o deseáramos lo mismo, ¿qué no se podría conseguir?. En algo parecido se basa el vudú haitiano o la santería cubana. Durante estos últimos ochos años, algo le ha tenido que llegar al todopoderoso Bush. Seres humanos cogidos de la mano, sentados ante una mesa, con una foto de Bush en el centro. Tanta energía negativa desde distintos puntos del globo terráqueo le han tenido que afectar. Aunque el deseo, se supone que extendido y mayoritario, de que no saliera reelegido hace cuatro años no se convirtió en realidad. No sé que pensará Coelho. Igual hay un contrapensamiento que desea con fuerza todo lo contrario y anula el deseo de la otra parte. Al final, la balanza se inclina al lado de los de siempre con esa cosa que mueve el mundo y que decide, a pesar del universo. Esa cosa que se llama dinero. Toda la energía negativa que Bush ha recibido y que recibe, se la limpia con billetes de cien dolares. Después de ochos años, se nos va. Deja de presidir el mayor país de cuerdos del mundo. Aunque nuestro recuerdo le acompañará alli donde vaya. El embajador de Estados Unidos en España decía, en la víspera de las elecciones presidenciales en su país, que se le recordará como uno de los mejores presidentes de la historia. No sé. Quizás en un libro de Coelho, en el que todo es posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario