JMdP: "Como siga así
me salgo de plano"
me salgo de plano"
Juan Manuel de Prada, escritor de coños y figurante de escritor de engolado verbo, es un cuerdo. No es que lo haya descubierto ahora. Ya lo sabía desde que nos ametrallaba con sus opiniones cinéfilas en aquel programa de José Luis Garci donde había una densidad altísima de pagados de sí mismo por metro cuadrado. Era tan elocuente que a las dos palabras ya estaba cambiando a otro canal, qué digo, nada más le anunciaba el sentimental de Garci, destrozaba la tele con un martillo, de lo loca que me ponía. Después apareció en el debate plural de TeleMadrid con el salomónico Sáenz de Buruaga y el resto de la reata que sujetaba a los rebuznantes de la opinión. Su pose de intelectual, sus silencios controlados, la seguridad que transmiten cada uno de sus gestos y las palabras que unía como si fuera una enciclopedia, eran suficientes para darse cuenta de que lo que más le gusta al ínclito De Prada es él mismo. El vivo ejemplo de que aprenderse el diccionario no tiene nada que ver con ser inteligente. Además, algunos periódicos de cuerdos, como el ABC, le permiten mostrar al mundo sus opiniones sobre todo aquello que se menea.
Ahora le ha dado por atacar la propiedad intelectual o "expolio" y defender a los internautas. Mañana, según cambién las tornas, hará lo contrario pero hoy toca esto. Su diatriba contra la propiedad intelectual suena a farol, a impostura, a pura palabrería, pues todo lo que él toca está amparado por la propiedad intelectual y ay de aquel que se le ocurra ponerla en duda. Para redondear los beneficios de "su propiedad intelectual" se dedica a dar conferencias, a recibir premios y a participar en medios como los anteriormente mencionados, en esas cosas que llama mamandurrias. Por dinero, claro está.
Su trabajo como columnista no consiste en dar opinión sobre cualquier tema sino en analizar la realidad y elegir cuestión para poder atacar a quienes detentan el poder, que no son de su agrado o al menos del agrado de aquellos que le pagan. De esta manera, podría defender cualquier causa por muy alejada que estuviera de sus convicciones con tal de atacar a los malos. Pero el cuerdo De Prada no se consuela sólo con obsequiarnos con su fino análisis de la realidad sino que también deja entrever su visión del mundo. Considera que las masas analfabetas son "dicho más finamente, ciudadanía". Así es como nos ve el petulante De Prada.
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