¿Qué hacemos cuando se toma una decision de forma unilateral aunque sepamos que moralmente es una decisión justa y necesaria?. Kosovo no es, o era, una simple provincia de Serbia sino que era una provincia dentro de un estado que, en tiempos muy recientes, inició un proceso de exterminio de la minoría albanokosovar, que provocó muerte, dolor y sufrimiento. Nos recordó, en esta vieja Europa, lo crueles y sanguinarios que podemos llegar a ser. Es difícil pedir a una población que ha sufrido y vivido asesinatos, violaciones, matanzas indiscriminadas, entre otras barbaridades, que conviva con aquellos que causaron todo este sufrimiento, que trabajen juntos en la construcción de un nuevo país y que olvide el dolor y el odio hacia aquellos que lo provocaron. Pero, ¿puede una provincia, de un estado cualquiera, tomar la decisión unilateral de separarse, sin el acuerdo previo entre las partes o sin el reconocimiento de los organismos mundiales competentes? Todos podemos comprender las razones por las que Kosovo se declara un país independiente. Sus motivos son únicos, extraordinarios, pero ahora cualquier provincia o región europea, con ambiciones independentistas, puede acogerse, no a los motivos que son intransferibles, sino a la forma particular de decidir por su cuenta qué quieren ser y en qué se quieren convertir. Apelar a la responsabilidad en estos asuntos, donde el corazón es más fuerte que la razón, no invita al optimismo en el futuro.
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