Hoy, miércoles 13 de febrero, comienza en Madrid la 27ª edición de la feria de arte contemporáneo, mas conocida por sus siglas, ARCO. Al parecer, a esta edición le acompaña la polémica por la exclusión de varias galerías españolas, que participaron en la última feria, y que ahora se quejan, amargamente, por las consecuencias de su ausencia, traducidas en términos económicos y de prestigio. Existe un comité de selección, formado por esa especie tan aburrida e ignorante conocida por expertos, que enlatan, comercian con y ensucian el arte con sus opiniones académicas, engoladas y pretenciosas. Pretender encerrar el arte en stands, cuando éste es libre y enemigo de las cuatro paredes prisioneras, sólo se le puede ocurrir a aquellos que miran una obra artística con los ojos en blanco y con gesto de arrobamiento espiritual mientras expulsan latosos pensamientos. La idea de ARCO es contra el arte y no hay mejor publicidad para una galería que la de no acudir a esta feria de mercaderes. No es una feria del arte sino de lo banal, de lo pretencioso y de lo superficial. Está más cercano al contenedor de basura que a la exposición artística. Por lo tanto, hasta la vista ARCO.
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